Tu maldita costumbre de decirlo todo

Cercar a las ideas como si fueran lo más valioso,
no querer compartirlas,
con el afán de querer lucrar o ganar con ellas,
lo económicamente insatisfecho,
o no alcanzado a lo largo de años.

Lo mismo sucede con los sentimientos,
aquellos que mayormente se quedan en la sopa de la mente,
se revuelven,
se soplan,
a veces se mastican y se digieren,
pero nunca se vociferan,
a la persona que los debería escuchar.