terminando el día

Una noche más cae y  él busca mantener la mirada atenta de algún posible interesado en su creación. Orgulloso se muestra sentado junto a ellas. Erguidas, como un joven y renovado árbol en la primavera están las dos. Incomparables, sus colores, sus contenidos, solo algo tienen en común: Su Realizador. El mismo que anhelaba algún día estar viviendo éste momento... 

Que difícil resultar ponerle precio al arte. ¿Qué valor le adjudicaría la persona interesada? 

Quizás excesivo por la falta de conocimiento o tal vez escaso al no poder comprender y sentir lo que transmiten.

Lo que el artista quería comunicar (y lo que sintió al momento de la concepción), quedará relegado en aquel instante en el que su nuevo poseedor le otorgue una ubicación en la pared.