El incomprensible anhelo del deseo

¿Cuándo fue la última vez que jugamos solo por diversión y no para distraer a nuestra mente agobiada de problemas?

Resulta difícil remontarse al momento en el cual no importa saber quien ganaba o perdía, simplemente hacíamos “pan y queso” y elegíamos a nuestros compañeros de equipo.

La vida nos va acompañando y demostrando que ya hay cosas que se miran de reojo.

Ésta amarreta nos muestra el puñado en sus manos, pero no nos deja elegir el caramelo con envoltorio azul que tanto nos gusta.

Tratemos de no enceguecer la mirada con el afán de alcanzar aquello que no nos deja dormir por las noches.

Disfrutemos el desarrollo, el progreso y el aprendizaje que se nos plantea día a día.