un viejo amor

Es increíble como una superficie logra diferenciar dos realidades, dos mundos totalmente diferentes.

Tratar de definir su incomprensible poder de hipnosis resulta ser apropiado de un artista plástico o un poeta.
La basta extensión de su predominio logran dejar perplejo hasta al más valiente y bravío niño que hasta ese momento su único límite lograba ser su imaginación. Como extasiados al presenciar un acontecimiento único e irrepetible, los espectadores se quedan largo tiempo contemplando este espectáculo que nos brinda la naturaleza. Siempre experimentando nuevas sensaciones. Rememorando personas y lugares. Sintiendo la necesidad de estar solo y en silencio. Cada acercamiento logra ser auténtico. Queriendo adueñarse de todo el lugar y no compartirlo con nadie. Solo disfrutarlo junto a los propios pensamientos. Como si fuera la primera vez que se lo mira, se repite una y otra vez esta atracción.

Las personas buscan algún momento para poder conectarse con él.
Él en cambio, siempre esta dispuesto a ser observado, como un buen amigo, abierto al diálogo, a escucharnos y a aconsejarnos.
Ahora desde mi ventana no logro escucharlo. Solo admiro sus movimientos sincrónicos.
La misma sensación debe tener él. Desde las profundidades solo puede observar.

Tiene la gran ventaja de poder mirar siempre al cielo y sentir en todo su cuerpo las gotas de lluvia que al caer se sumergen y se entremezclan con su ser.
Por momentos nos alegra y divierte. Ciertas veces nos deja reflexionando. No se como es que lo logra...

Salud!
"Liberté, Égalité, Fraternité"